Tras su presentación Premiere en Suráfrica, manejamos la Mercedes-Benz Clase X en territorio austral. Les contaremos como fue la experiencia de ponerse al mando de la primera pick up de la marca de la estrella.
Nuestro primer encuentro con las Clase X fue directo en el hall del hotel, donde las camionetas se iban juntando y se nos iban asignando según disponibilidad. Llama la atención la variedad de colores escogida, con colores exóticos como el Limonite Yellow y el Danakill Red, hasta tonos más elegantes como el Granite Green, un verde muy oscuro y la clásica paleta de grises, negros (como fue nuestra unidad, Kabara Black, de apariencia casi liquida), entre los más vistosos.
El diseño de la camioneta hace olvidar rápidamente la herencia de Nissan, puesto que la imponente parrilla de Mercedes Benz toma mucho protagonismo. Los paneles de las puertas han sido revisados en la sección de las manillas, removiendo el pliegue que demarca dicha zona y que es un rasgo típico de la NP300 y de la Alaskan, optando por una superficie completamente lisa y limpia. En la parte trasera, los delgados conjuntos ópticos y la estrella, en la mitad de dicha parilla son el sello indeleble de la firma alemana.
El interior, en nuestro caso, la versión Power tope de línea, tambien muestra rasgos atípicos para una pick up, especialmente por su distribución alargada, la pantalla flotante y la limpieza en el orden de los instrumentos. Salvo el selector de la tracción, los botones auxiliares y el revestimiento del techo, tienen el corte y ADN de Mercedes-Benz.
Lo principal que sacamos en esta prueba tiene que ver con tres cosas: Primero, llevábamos dos cuadras de recorrido enfrentándonos al tráfico habitual del barrio buscando la salida hacia la autopista, y en este pequeño trayecto se notó el enorme trabajo de insonorización. Mercedes-Benz ha reforzado puntos estructurales en la cabina, mejorando algunos paneles y aplicado espumas y superficies aislantes en todos lados, incluyendo el túnel de la transmisión.
En segundo lugar, ya en carretera vimos todo lo referente a la calidad de rodaje, especialmente el tren trasero, el cual fue reforzado y cuenta con 20 mm extra de despeje (al igual que el tren delantero) sobre los modelos europeos, añadiendo suavidad al recorrido. Este esquema de barra solida con acoples multilink y espirales, se afinó al extremo y hace un aporte enorme en el agarre, sensación de seguridad y en asentar el platón, que como se sabe, cuando se viaja sin carga, la cola al ir muy liviana tiende a sacudirse en ciertas condiciones. Gracias a este trabajo, la estructura se siente conectada completamente a la carrocería y le da una sensación como de SUV.
Y el tercer ámbito para destacar fue el confort interior. Las pick ups, por muy renovadas que sean, no siempre son el medio más agradable para hacer grandes viajes, sin embargo, con la Mercedes-Benz Clase X, fue distinto. Después de prácticamente un día completo de manejo, el cansancio por postura no apareció.
Por lo demás, el motor Biturbo de 190 Hp de partida se siente contundente, pero Mercedes-Benz ha logrado que en marchas más altas se sienta muy liviano y desatorado. La caja de cambios no es la más rápida, pero trabaja de manera inteligente y no presenta mayores errores en la elección de marcha, cuando se le pide.
Algunas cosas que no nos gustaron tienen que ver con la falta de portaobjetos y la ausencia de Apple CarPlay en el sistema multimedia Comand Online, si bien no hubo problemas de uso con el Bluetooth y el GPS.
Sin dudas, la Clase X de Mercedes-Benz apuesta a elevar el nivel del segmento, entregando valores que no estábamos acostumbrados a ver en este tipo de vehículos. Es una apuesta arriesgada, ya que las pick ups premium usualmente corresponden a un tamaño full size. Nosotros, después de probarla quedamos gratamente sorprendidos.
La Mercedes-Benz Clase X llegará a Colombia con toda su clase y distinción a mediados de 2018 y buscará tener un lugar de privilegio en el segmento de las pick ups, que cada día crece en nuestro país.