Grandiosas noticias para los directivos de Kia, ya que el Papa Francisco rompió una vez más el protocolo y utilizó como Papamóvil para su visita a Corea del Sur a un vehículo común y corriente, sin blindajes ni modificaciones especiales. El automóvil en cuestión es el Kia Soul, respondiendo a un pedido especial por parte del pontífice de movilizarse “en el más pequeño” de los vehículos locales.
Si bien no es el más pequeño, (¿Se imaginan a Francisco saludando desde la butaca trasera de un Kia Picanto?) el Kia Soul es uno de los modelos más populares en Corea de Sur, por lo que esta decisión fué muy bien recibida por los católicos locales, una minoría que crece a un ritmo vertiginoso con respecto a sus pares en el resto del continente asiático.
El responsable de la Agencia Nacional de Policía dejó en claro la preocupación de las fuerzas de seguridad que tienen que redoblar sus esfuerzos ante los cambios en el protocolo: "De todos los visitantes de alto perfil que han llegado a Corea del Sur en los últimos años, creo que no ha habido uno solo de ellos que haya estado tan expuesto".
Con su visita, Jorge Mario Bergoglio no sólo reforzará la imagen de la iglesia católica en un país con una incipiente población cristiana, sino que también intentará calmar las aguas entre los gobiernos de las dos coreas, que últimamente subieron el tono de las confrontaciones (ojalá esta vez le resulte mejor que su último intento de reconciliación entre los máximos representantes de los gobiernos israelí y palestino). Aunque también se hará un espacio para celebrar el campeonato de San Lorenzo de Almagro, club de sus amores, que acaba de consagrarse campeón de la Copa Libertadores de América, por primera vez en su historia.
Por ahora KIA está en lo más alto del "cielo" y si le va bien al Papa en territorio coreano, seguro le dará una manito.