Un caballero y leyenda del motorsport nos deja a los 90 años. Durante el 2016, Stirling Moss se vio afectado por una severa infección al pecho, la cual lo obligó a retirarse de la vida pública y las exhibiciones de las que tanto participaba. Hasta la fecha, es el piloto que ha ganado más carreras en la Fórmula Uno, sin haber llegado a ser campeón. Pero su carisma y sus victorias, valen más que cualquier campeonato del mundo.
Sir Stirling Moss, aun siendo un anciano de avanzada edad, nunca dejó su vitalidad, su alegría y ese garbo de caballero, del buen vivir que tan bien reflejaba; eso era, quizás, la parte más glamorosa de ser un piloto de alta categoría en las primeras décadas de la máxima categoría. Incluso cuando ya no podía correr profesionalmente, igual se aparecía muchas veces en el Festival de Goodwood o en otros encuentros de clásicos y hasta logró exhibir algunos de los autos con los que compitió, tal como puedes ver en la foto que ilustra esta nota, el 2014 en Silverstone, conversando con David Brabham, hijo de Jack Brabham, con quien compartió en pista.
Muchos consideran a Stirling Moss un referente al nivel de Juan Manuel Fangio; obvio, porque el argentino fue quien le arrebató en 1955, 1956 y 1957 la posibilidad de ser campeón en la F1; ser segundo no es malo, pero no dan título por ello. Fangio, gran amigo de Moss, se retiró en 1958 y muchos consideraban al inglés como su sucesor.
Sir Stirling Moss, con 85 años (2015), exhibiendo en el Festival de Goodwood su Mercedes W196, el auto con el que fue compañero de Fangio en 1955.
La primera carrera de Moss fue en 1948, compitiendo en un Cooper 500. Desde entonces, su carrera se extendió por 14 años; aunque nunca ganó un título de la F1, si logró grandes victorias. Aunque claro, en aquellos tiempos había muchas otras competencias y Stirling Moss fue protagonista en varias. De 375 carreras terminadas, 66 fueron en la gran carpa y en todo su palmarés logró estar en lo alto del podio en 212 oportunidades; de ellas, 16 fueron en las pistas de la Fórmula Uno, logrando su primera victoria en 1955, en el Gran Premio de Gran Bretaña.
Historias, hay por montón, como aquella vez que corrió en la Mille Miglia en un Mercedes-Benz 300SLR, batiendo récord y ganándole a Fangio por 32 minutos. También salió segundo dos veces en Le Mans (con Jaguar y Aston Martin) y ganó las 12 horas de Sebring y las 12 horas de Reims. Incluso, corrió en rally y salió segundo en Montecarlo en 1952, su primer intento en esta categoría.
Moss era un piloto de los de verdad: muy versátil, podía competir en carreras más cortas como aguantar el rigor de una competencia de resistencia. Se quedó con los 1.000 kilómetros de Nürburgring en 1958 y 1959, también conquistó el Tourist Trophy, en ese último año. Aunque corrió con Porsche, Mercedes-Benz y Maserati, siempre se decantó por los autos británicos, por un tema de honor.
En 1962, con 33 años, un accidente en Goodwood, a bordo de un Lotus, lo dejó un mes en coma y seis meses con parálisis parcial. Su capacidad competitiva no fue la misma y decidió alejarse de la máxima categoría, participando esporádicamente en carreras de resistencia y de turismo, mientras administraba un negocio familiar de propiedades. Finalmente, en 2011 se retiró de todo tipo de competencias, durante el transcurso de la Le Mans Legends. Alcanzó a escribir su autobiografía en 2015.