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Utilizar el celular al volante equivale a manejar con los ojos vendados

Infortunadamente, se trata de uno de los peores vicios al conducir.

Utilizar el celular al volante equivale a manejar con los ojos vendados

Independiente de la infracción que supone, los conductores deberían tener la iniciativa de no usar el celular mientras conducen por el solo hecho de que esta práctica incrementa la posibilidad de sufrir un accidente.

Está más que comprobado que usar el teléfono celular al volante es uno de los peores vicios al conducir, pues implica una distracción visual, motora y cognitiva. Para tener una idea de lo que pasa en el cerebro, se debe tener en cuenta que consultar o escribir en el dispositivo móvil mientras se maneja es como hacerlo con los ojos vendados.

Es una distracción visual

A menos de que se tenga una configuración para enviar mensajes de texto con manos libres o que el equipo celular esté emparejado por medio de Apple CarPlay o Android Auto, no se debe utilizar el equipo celular mientras se conduce.

En caso contrario, el automovilista tiene que realizar una serie de pasos para enviar un mensaje, por ejemplo: desbloquear el teléfono, abrir la aplicación de mensajes de texto (aunque sea por voz), centrar el pulgar sobre el teclado, redactar el texto y enviarlo.

Por muy rápida y hábil que sea la persona con el teléfono, el proceso de enviar un mensaje corto podría tomar aproximadamente un segundo por paso, lo que supone un total mínimo de seis segundos. A eso hay que sumar más tiempo, en caso de que se lea un mensaje recibido para responderlo.

Para poner esto en perspectiva, si el usuario viaja a 88 km/h, el automóvil de desplaza un poco más de 24,38 metros por segundo. Al multiplicar eso por cinco, se han recorrido más de 122 metros, una distancia mayor que la de un campo de fútbol profesional. 

Precaución

Por supuesto, el peligro no es la distancia recorrida sino el riesgo que supone apartar la vista de la vía. Buena parte de la seguridad radica en mantenerse concentrado en la tarea de conducir y esperar lo inesperado; por lo tanto, cuando se pone atención al teléfono es posible que no se perciban:

Otros vehículos: esto incluye motocicletas y bicicletas, que son más pequeñas y difíciles de ver de un vistazo que los automóviles.

Peatones: si cruzan a medida que se acerca el vehículo, es posible que no haya tiempo suficiente para esquivarlos.

Cambio de condiciones del camino: esto puede incluir cierres de carriles, límites de velocidad reducidos, reductores, baches o desechos peligrosos.

Señales de tráfico: no ver las señales de alto o los cambios en el semáforo podría tener consecuencias mortales para los ocupantes.

Ubicación en el camino: la falta de atención puede hacer que se pierda la trayectoria ideal.

Capacidad de pensamiento + reacción de frenado = distancia de frenado

Considere que una vez advertido el peligro, el auto no se detiene de inmediato, pues, el automóvil seguirá su trayectoria mientras el conductor evalúa la situación y toma una acción determinada. Además, la distancia que se necesita para detenerse por completo, una vez que se presiona el pedal de freno, dependerá de variables como la velocidad y las condiciones del terreno. En general, la capacidad de racionalizar la situación y la reacción de frenado determinan la distancia de frenado.

Capacidad de pensamiento

Al viajar por carretera un automóvil que transita delante frente de repente. La reacción ante esa eventualidad puede demorar unos instantes en registrarse para que el cerebro ordene mover el pie y aplicar el freno. 

Distancia de frenado

Una vez que el conductor ha decidido aplicar los frenos, el vehículo tardará un tiempo en detenerse por completo. El tiempo que toma depende, en parte, de la velocidad: cuanto más rápido se mueva el auto, más tardará y mayor será la distancia recorrida.

Pérdida de tiempo crítico de reacción

Como se mencionó anteriormente, el tiempo de reacción no cambia mucho en función de la velocidad, pues no hay nada que se pueda hacer para acelerar la respuesta física. Cuando el teléfono distrae al automovilista, aplaza el comienzo de esta reacción; peor aún, es como ir conduciendo a toda velocidad hacia el peligro con los ojos vendados. ¡Esto aumenta significativamente la distancia de frenado general, posiblemente duplicándola o triplicándola!

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