Como si se tratara de una revisión de un cuerpo humano, los prototipos BMW Group serán sometidos a una tomografía computarizada (TC) para mejorar el control de calidad.
Básicamente esta tecnología se basa en rayos X, una novedad en la industria. La idea es escanear los vehículos por medio de cuatro robots que se mueven alrededor de la carrocería para obtener miles de imágenes de secciones transversales. Estas capturas se emplean, posteriormente, para realizar exámenes detallados de innovaciones, nuevos materiales y tecnologías de pegado.
Gracias a este método, además de mejorar el control de calidad se ahorrará tiempo. Hasta ahora, los vehículos tenían que ser desmantelados para realizar estas análisis, pero la tomografía computarizada permite hacer estas evaluaciones hasta un nivel micrométrico con el vehículo completamente intacto.
Este nivel de detalle es necesario por varias razones. Algunos ejemplos: para verificar las uniones de soldaduras y tornillos, o para comprobar el estado de la carrocería antes y después de ser pintada, proceso en el que las temperaturas extremas pueden afectar a las uniones adhesivas. Una vez recabada la información se emplea para realizar modificaciones específicas para la producción en serie.
Los datos resultantes son procesados por un software que genera una imagen tridimensional de varias capas. Este gráfico es la base para un análisis detallado del funcionamiento interno del vehículo, ofreciendo información de objetos tan pequeños que apenas alcanzan los 100 micrómetros, aproximadamente el grosor de un cabello humano.