Cada vez que sale un auto nuevo, además de sus caballos de fuerza o su torque, nos fijamos en cuánto hace el 0 a 100 Km/h. Hasta en autos que no tienen por qué hacerlo rápido, las marcas muestran qué tan veloz llega el carro a ese número mágico. La gran pregunta que surge entonces es, ¿qué tanta aceleración puede tener un auto para que su conductor no muera en medio de la vorágine?
Para comenzar a desmenuzar esta idea, entendamos qué significa la “fuerza G”. Esa unidad mide la fuerza de gravedad con la que somos atraídos al centro de la Tierra. Por regla general, la gravedad terrícola es de 1G, lo que es igual al famoso 9,8 m/s². Si aceleráramos con esos números, haríamos el 0 a 100 km/h en 2,74”. Para dar un ejemplo, el flamante Tesla Model S hace esta misiíon en 2,39”, o sea, nos imprime una fuerza de 1,14G, lo que no conlleva ningún tipo de problema.
El récord mundial de aceleración humana es de 46,2G, hecho por el militar estadounidense John Stapp, quien fue atado a un cohete. A semejante aceleración, el cuerpo humano comienza a sentir el impacto. Incluso Stapp sufrió fracturas de costillas a los 35G. Tomando eso en cuenta, los 35G pasados a limpio significan hacer el 0 a 100 km/h en 0,078”; y si creemos ser capaces de vencer a Stapp, haríamos el 0 a 100 km/h en 0,061”. Abajo de ese tiempo, es muy probable que nuestro cuerpo no aguante más y sea nuestra última acelerada.
Todavía ningún auto es capaz de bajar del segundo al hacer el 0 a 100 km/h.
John Stapp pasándola mal en el nombre de la ciencia