Muchos recuerdan un episodio que hizo historia hace 25 años en marco de la edición 2016 de las 24 Horas de Le Mans. Eran las 4 de la tarde del 23 de junio de 1991, cuando se agitó la bandera a cuadros al paso del ganador de aquel año. Era el vehículo número 55, con la carrocería en verde y naranja brillante, y con el rugido inconfundible de su motor rotativo de cuatro rotores.
Tras 21 horas de carrera y después de una extenuante competencia con los favoritos, Mercedes-Benz y Jaguar, el Mazda 787B pasó al primer lugar y lo defendió a capa y espada hasta el final.
Johnny Herbert cruzó triunfante la línea de meta al volante de su Mazda ante la mirada de 250.000 espectadores.
La victoria de Mazda en Le Mans fue la primera, y hasta la fecha todavía la única, de un fabricante japonés en esta competencia, la más antigua del mundo que aún se mantiene en activa. El triunfo de Mazda es un hito en la historia de Le Mans, ya que ha sido la única vez que ha ganado un carro con motor sin pistones. Las prestaciones del motor rotativo R26B del 787B, con inyección periférica y tres bujías por rotor, con una entrega de 522 kW/710 CV a 9.000 rpm, respondieron con fiabilidad y rapidez.
Los tres Mazda que participaron en la carrera la terminaron: eran dos nuevos modelos 787B y un 787 del año anterior. Hicieron primero, sexto y octavo en la general y de los 38 vehículos que tomaron la salida, solo terminaron la prueba otros nueve. De hecho, cuando los ingenieros inspeccionaron el motor R26B después de la carrera, dijeron que estaba en tan buen estado que bien habría podido correr otras 24 horas.
El motor rotativo 787B que resultó ganador completó una carrera impecable, con 362 vueltas. En total recorrió 4.932 km a una velocidad media de 205,38 km/h.
En 1992, el vehículo de competencia número 55 fue a parar al museo de Mazda en Hiroshima, ya que en ese mismo año cambió la normativa limitando la cilindrada de los motores, y el poderoso impulsor rotativo fue desterrado de las 24 Horas de Le Mans.