El AeroMobil: un vehículo del que venimos hablando hace años, al que seguimos en cada una de sus evoluciones -proveniene del sueño infantil de tener un auto volador como en los Supersónicos- tuvo un accidente casi mortal.
Impulsado por un motor bóxer de 100 hp, el AeroMobil 3.0 puede lograr una velocidad de 160 km/h en tierra y 200 km/h en el aire, algo similar a lo que consigue un Cessna 152. Este motor se encarga tanto de mover la hélice -al volar-, como de mover las ruedas cuando el vehículo se desplaza por el asfalto.
Si piensa que el AeroMobil es una solución al problema del tránsito, lamentamos decepcionarlo. Como cualquier avión necesita de una pista para despegar y aterrizar, además de un piloto con licencia. Más allá de este inconveniente, desplazarse por la vía pública con las alas plegadas no resulta nada práctico, y hasta puede ser contraproducente cuando consideramos su frágil carrocería, con un peso de apenas 450 kg.
Ahora tenemos la noticia que en Eslovaquia,- de donde proviene-, el auto volador se ha estrellado mientras era pilotado por uno de los fundadores de la compañía, Stefan Klein. Lejos de las épocas románticas de la aviación donde los visionarios ingenieros dejaban su vida cuando algo salía mal en sus ensayos, Klein fue salvado por un paracaídas montado en el mismo auto/avión, que amortiguó la caída pero no pudo impedir la destrucción del delicado vehículo. Por suerte, el piloto no tuvo ninguna herida de consideración, siendo dado de alta a pocas horas del incidente.
“La información detallada y la experiencia de este vuelo de prueba será exhaustivamente analizada y los resultados se usarán para desarrollar y mejorar el prototipo”, señaló la empresa encargada de este proyecto.
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