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Top 5: Mazda celebra 50 años de sueños rotativos

La marca japonesa a la que se le puede atribuir todos los desarrollos del motor rotativo moderno, un esquema inédito y futurista, que aun se considera una viable alternativa al impulsor convencional de pistones.

Top 5: Mazda celebra 50 años de sueños rotativos

Mazda, en 1961, licenció un diseño de motor rotativo, heredado de su creador Félix Wankel y NSU, quienes pueden considerarse los padres del primer motor rotativo colocado en un auto de producción, el NSU Spider.

Claro que este motor no se comportaba bien y finalmente fue un fracaso. Pero Mazda, que ya había invertido en sacarse el estigma de ser un mero constructor de carros citadinos, se puso manos a la obra. El ingeniero Kenchi Yamamoto convocaría a un equipo de trabajo, llamados los "47 Samurai", quienes perfeccionaron todo el trabajo de NSU y Wankel, resultando así el 10A, un nuevo motor de menos de un litro, dos rotores y 110 Hp, el cual fue colocado en el Mazda 110S de 1967.

Desde ahí, el resto es historia. Y así como Subaru o Porsche serian reconocidos por su particular configuración bóxer, Mazda seria la marca embajadora del propulsor Wankel gracias a sus logros, desarrollos y mejoras.

El motor Wankel presenta varias ventajas con respecto a un motor tradicional:

 

  • Tamaño y peso: el motor Wankel con dos rotores es casi 2/3 del tamaño de un motor convencional. También es más liviano. Esto permite lograr mayor performance en autos más pequeños y livianos, así como frontales más bajos y aerodinámicos. Además, por su tamaño, es menos intrusivo en un accidente.
  • Respuesta plana de torque: al tener menos piezas involucradas y combinar al menos dos fases de combustión por cada vuelta (el rotor al girar, siempre genera dos cámaras simultaneas), esto le permite una mayor elasticidad, que no requiere tiempos de recuperación o destape como en otros modelos convencionales.
  • Menos vibración y ruido: menos piezas y un movimiento circular, contribuyen a un ritmo de trabajo más suave.
  • Sencillez: el motor Wankel no necesita arboles de leva o válvulas, ya que todo lo realiza el mismo rotor, significando menos piezas mecánicas.
  • Robustez: si bien esto es discutible, hay que considerar que, por cada una vuelta del rotor, el cigüeñal se mueve tres veces, lo que significa que el motor, girando menos logra la misma potencia que uno convencional, lo que ayuda a la durabilidad.

Sin embargo, el motor Wankel por algo se descontinuó y tiene que ver con ciertos defectos que vienen inscritos en el diseño original del esquema rotativo:

 

  • Poca eficiencia térmica: relacionado con una cámara de combustión muy larga, lo que a la larga contribuye a que combustible que no ha sido quemado se vaya junto a los gases, perdiéndose.
  • Sellado: como la combustión se realiza solo en una parte del bloque rotativo, se generan diferencias de temperatura, lo que afecta directamente en la tolerancia de los sellos, puesto a que los metales de un lado se dilatan más rápido, lo que hace que ambas cámaras generadas por el rotor tengan fugas
  • Consumo de lubricación: los rotores necesitan más lubricación para mantenerse sellados y funcionando correctamente, por lo que se debe -aunque no lo creas- inyectar un poco de aceite en la cámara de combustión para lubricar los sellos. Esto significa que igual se quema algo de aceite en el motor.
  • Economía y ecología: se deduce de todo lo anterior, es un motor gastador y no muy amistoso con el medio ambiente, sin importar su pequeño tamaño. 

Mazda ha trabajado arduamente para pulir todos estos defectos (incluyendo ejercicios con hidrógeno), pero con normas cada vez más estrictas de emisiones, el motor rotativo ha sido descontinuado en favor de la tecnología SKYACTIV, la cual consiste en un sin número de mejoras que permiten extraer aún más potencial desde los motores convencionales, mejorando ostensiblemente su eficiencia y performance.

Mientras los sueños rotativos de los fanáticos se mantienen en pausa, hacemos un recorrido por los 50 años de este esquema a continuación.

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